viernes, 24 de mayo de 2013

La calma de Suecia, rota por disturbios

Elvira García Sainz
Trataré de resumirles los reportes de estos días en Estocolmo a partir de un incidente en un barrio sueco. Un hombre mayor de 60 años recibió, en su departamento, disparos de la policía, que lo había perseguido y mostró un objeto filoso como señal defensiva. El hombre murió y varios jóvenes de la zona, vecinos, iniciaron una fuerte protesta, desaprobando la acción de la policía en el caso, y ante las protestas fueron convocadas fuerzas especiales para "repelir" agresiones o prevenir disturbios de los muchachos.
Los ánimos se aceleraron en su lugar, y durante cuatro noches los manifestantes quemaron vehículos estacionados en la zona. Ante la ruta de los acontecimientos y la deficiente manera en que se manejara el problema, otros vecinos se han propuesto como mediadores entre la policía y los jóvenes.
En el reporte, cuyo link adjunto, se dice que "los periodistas" opinan que muchos inmigrantes sólo vienen a este país a "sacarle provecho" y no hacer nada, esto en pocas palabras, casi como si todos pensáramos así, como es común cuando se generaliza para lanzar una acusación que no tiene el debido sustento. Vean que en el noticiero aparece la entrevista con una periodista de otro país, no de Suecia sino de Copenhage, Dinamarca, acusando a población proveniente de otro lugar de no tener interés en "integrarse", diciendo que a  muchos inmigrantes no les gusta vivir en Suecia. Y nada dice de la actuación de la policía en el ataque al sexagenario, tal vez olvidó por qué surgió todo o qué más hay detrás de todo esto, si un creciente sentimiento de enojo de los jóvenes por ser abandonados o descuidados, si la zona ha sido castigada con el retiro de programas de formación y recreación para jóvenes en una edad adolescente en que más lo necesitan, si el desempleo ha llegado a números preocupantes, si la policía ha tenido errores graves que no son subsanados o son mal solucionados.... Del viejo hombre, no se trataba de algún peligroso terrorista amenazando a los pacientes de un hospital ni a los clientes de un banco.
Tras un incidente, protestas y conflicto social, varios factores confluyen y la salida fácil para algunos es tomar sólo un aspecto sin analizar el problema y ver cómo se soluciona. Suecia, sí, es uno de los países con un histórico programa de asilo, de prestaciones sociales para la población en general, pero éstas condiciones se han visto reducidas gradualmente en los últimos diez años a la vez que se participa de una profunda crisis continental, y mientras la edad de jubilación ha aumentado, los apoyos a población con necesidades especiales limitada y varios rubros de gastos operativos o de servicios públicos restringidos. En cuanto a la población joven, hay un programa por el cual pueden disfrutar de actividades artísticas o de formación extraescolar complementaria o recreativa sin cobro hasta la pubertad, pero esa oportunidad se retira en la adolescencia y juventud, es entonces que la familia debe pagar por cualquier actividad deportiva o artística elegida. En el invierno, a menos que sea posible solventar el pago de actividades invernales, incluyendo la renta o compra de patines, esquíes y ropa especial además de entrenamiento o acceso a instalaciones deportivas, se buscan otras opciones que sean menos accesible al bolsillo. Tal vez no queda más a muchos jóvenes que permanecer en sus casas y buscar qué hacer mientras los adultos trabajan.
Acá se pueden tener varias ventajas y apoyos o subvenciones, pero con ellas se ha de pagar el transporte público y consumir los bienes y servicios generales. Un boleto útil para hacer alrededor de cinco viajes en autobús o tren cuesta 200 coronas suecas -alrededor de 380 pesos mexicanos- y lo gastas en un par de días porque comúmmente necesitas cambiar dos o tres veces de medio para poder llegar a un lugar promedio pues las rutas cuidan mucho de no escuchar a los residentes y tienen limitados accesos en las zonas habitacionales, además de que si comparamos con la ciudad de México, el número de pasajeros puede ser muchísimo menor... con un boleto del metro de menos de cinco pesos en la capital mexicana recorres toda la ciudad, sin tener que pagar otra vez si cambias la ruta mientras no abandones las estaciones al hacerlo. Comprar una tarjeta mensual de transporte conviene más acá en Suecia, y te cuesta cerca de 800 coronas suecas - más de 1400 pesos mexicanos-, menos de 700 para estudiantes con credencial. Es decir, sale caro transportarse, así que cualquiera cambiaría el pago de un mes de transporte por alimentos y entonces la población sale menos de casa, digamos.
Aún sigue habiendo ventajas en la llamada "calidad de vida". Pero algunas cosas son más "fáciles" en otros países. Por ejemplo, la esperanza de vida es mayor en Europa que en América Latina, en promedio. Pero eso ha sido el motivo de que aumente acá también la edad de jubilación, de acuerdo hoy con el año de nacimiento. Yo recibí noticia que de querer jubilarme sería posible hacerlo después de los 68 años. Cada país de Europa tiene sus reglas al respecto, y aun en México puedes aspirar a la jubilación más joven, aunque por lo regular una no se retira tan temprano y si aplica  en cuanto a un empleo, cuántos deben seguir trabajando de cualquier modo porque si no no alcanzaría para pagar los recibos.
Cuando empezó la trasmisión del programa "Wallander" en México, el anuncio televisivo lo presentaba más o menos así: "Suecia, una sociedad perfecta, con las mujeres más hermosas, gran calidad de vida... y los crímenes más horrendos". Era un programa, basado en las novelas del escritor sueco Henning Mankell, una ficción con elevada violencia o para exhibir desagradables actos humanos en contra de otros y cómo el cuerpo policiaco comandado por Wallander -se pronuncia Valander- podía intentar atrapar a los criminales. También puede parecer conocida las películas sobre la computer hacker Lisbeth Salander basadas en la trilogía novelística del escritor y periodista  Stieg Larsson. Pero en realidad la vida de Suecia se desarrolla en una predominante calma. Las noticias más comunes que podías leer en las portadas de los diarios de suscripción eran de asuntos generales, económicos o políticos. Y en el diario gratuito Metro distribuido en las estaciones del tren era más bien de cuántos gramos de carne se comían por zona en Suecia, si los panes llamados "semla" eran más deliciosos en Uppsala. Ahora ha cambiado un poco el panorama y en las portadas a veces aparecen más notas rojas, pero aún puede decirse que ese sensacionalismo tiene ciertos límites y no se compara con el de los diarios mexicanos.
Suecia es un país de hermoso ambiente, paisaje excepcional, de gran compromiso de la población ahí sí en general por el reciclaje y tratamiento adecuado de residuos con incentivos porque por una botella grande de pet se reciben 3 pesos y es posible depositar separadamente los desechos domésticos en contenedores especiales a los que es posible llegar caminando a lo más 300 metros.
A mí me gusta vivir en Suecia, con todo y el "choque" cultural que una ha de pasar cuando emigra a cualquier país. No sé qué tanto es relevante de cualquier modo el grado de tu gusto por un país así sencillamente para decir que si no te gusta podrías mostrarlo con actos vandálicos como se acusara a los jóvenes que han estado protestando también de ese modo en la comuna de Kista donde se encuentra el lugar de los actuales disturbios. Creo que en cualquier país habrá cosas que no le gusten al ciudadano, de muy distinta naturaleza. Y que cuando ocurren protestas como estas, hay más de un disgusto involucrado, seguramente. Y que si eso ocurre en grupo, hay más de alguna cosa que no se está haciendo bien en cuanto al bien común, muy probablemente. Es un proceso diferenciado pero en cualquier caso ocurren los disgustos y las inconformidades. Cuando de protestas públicas se trata, es conocido que entre más represión o intentos de intimidación el temor no frena a una sociedad nerviosa de ciudadanos que no se sientan protegidos por los elegidos para hacerlo o representar esa protección en una comunidad. Y si lo frena, es como una olla en ebullición y sentimiento de más duradera incomodidad y desacuerdo.
Una parte que me simpatiza de Suecia, y de Escandinavia en general es que puede una contar con que muchos de tus contactos pueden mostrar la confianza en los tratos o acuerdos y en muchos casos se reduce la burocratización, aunque en otros hay ciertos fallos administrativos, más visibles para quien viene de una ciudad "monstruosamente" grande, una gran universidad o un país mucho más poblado. He aquí México, con 112 millones de habitantes, y Suecia con menos de 10 millones de pobladores. La oficina de migración indica que llegan cerca de 50 mil inmigrantes al año, y la mayoría de ellos tienen una estancia temporal. Las razones por las que llegan o salen de otros países son diversas.
Suecia ocupa el número 33 en la lista de países según su población inmigrante (informe de la ONU 2005) con poco más de un millón de personas. El primer lugar de la lista es Estados Unidos, con más de 38 millones. Suecia tiene 10 por ciento de la población llegada de fuera, mientras que en EU ésta es de alrededor del 20 por ciento de su población. Con la diferencia de que EU alcanzó en 2006 los 300 millones de habitantes según el censo de su departamento de Comercio mientras la de Suecia no pasaba de 8 millones.
El empleo es una cuestión ahora de notable relevancia en relación con la "calidad de vida" en el mundo. En los países nórdicos, las empresas tienen, proporcionalmente, un reducido número de empleados para poder sostener sus prestaciones y un salario más decoroso. Por eso no es tan fácil encontrar un empleo fijo. Hay muchos más temporales, llamados vikariatos, una especie de interinatos, con todas las prestaciones regulares pero por tiempo limitado. Aquí los maestros no sólo dan clases, también tienen que hacer el trabajo administrativo pues un empleo significa un salario para dos o tres personas, en cierto modo.
Si comparamos las cifras oficiales acerca del empleo en países de Europa, veremos que la situación más preocupante la tienen otros países como España, donde la gente protesta e incluso algunas personas se suicidaron porque no podían pagar su casa, y fue hasta ese momento en que el gobierno reaccionó tratando de encontrar otras soluciones que la de que las empresas inmobiliarias o financieras ahogaran y presionaran a los inquilinos desempleados que perdieron su casa y sin embargo aún tienen la deuda pendiente.
Estas protestas en Suecia son notables porque no había ocurrido algo así en la última centuria. No es algo común que los jóvenes quemen camiones o autos en la noche por cuatro días seguidos. El vandalismo no es algo deseable, mas es también una alerta que debería responderse con iniciativas bien pensadas, más que con comentarios fuera de sustento que tratan de culpar a una parte de la población que, independiente de su fenotipo o raíces culturales, es también parte de la comunidad y contribuye en su economía visiblemente.
En el caso de Kista, son varios los vecinos de esa zona y de los alrededores que no aprueban la muerte del hombre en su departamento porque los policías tomaron el cuchillo, o machete como le dicen -no he visto fotos, voy a buscar si hay alguna, ha de ser un cuchillo que les parecío muy grande además de peligroso- y no es el único caso en que la manera de perseguir a alguien tiene resultados contraproducentes. Hace unos meses unos jóvenes fueron perseguidos porque se habían ido sin pagar de una gasolinera y se asustaron tras escuchar la sirena y ver que eran seguidos a alta velocidad, hasta que chocaron contra la orilla de un puente tras una curva y murieron.
El profesor y criminalista Leif GW Persson, experto reconocido, señaló la desproporción entre la acción emprendida y el delito perseguido, cuyas pautas de respuesta debían de haber sido debidamente consideradas durante el entrenamiento policial.
En cuanto a los acontecimientos en Kista, de haber dudas sobre cómo resolverlo y de no querer tomar en cuenta a la misma población como la indicada para mediar y dirigirse a una solución mayor a los problemas, tal vez valdría la pena llamar a consulta a algún mediador de conflictos de lugares como Tláhuac o Milpa Alta. No sólo hay especialistas en rescate por sismos en México.
Estocolmo, 24 de mayo de 2013.
http://theanti-media.org/2013/05/23/sweden-burning-stockholm-riots-violence-enter-4th-day/

jueves, 7 de marzo de 2013

El lenguaje discriminatorio es una falta, no un derecho


La corte determinó que las frases homofóbicas incitan al odio y nada tienen que ver con la libertad de expresión. Por lo tanto, el discurso discriminatorio se podrá penalizar.

http://www.noticiasmvs.com/#!/noticias/palabras-homofobas-no-estan-protegidas-por-libertad-de-expresion-scjn-860.html

Una frase lleva a la otra... el efecto de las palabras

Elvira García Sainz

Muchas frases que se pusieron de moda en ámbitos escolares, juveniles, son más bien ya inocentes como "buey" ("¿y quién es ese buey?", "no'mbre, buey, está bien buena", "amo un chingo a este buey"), y ahora por ahí y allá se escuchan otras tales como "puto", "perra", y otras con distintas connotaciones, que incluso son catalogadas como "divertidas". El libre uso del lenguaje tiene límites, y son sobre todo los de que no atente contra los derechos de los otros ni contra los valores humanos fundamentales. Si no estamos consciente de la importancia e influencia que este tiene en la sociedad y el significado que el discurso discriminatorio puede tener como medio de actitud represora, nos veremos envueltros en una red de influjo al odio y de confabulación para intentar desacreditar o perjudicar a otros.

El derecho a reír es parte de una actitud sensible e inteligente.

Hace algún tiempo, una amiga me visitó para conversar, poco después de un viaje que había realizado. En ese viaje se había reunido con amigos de muchos años antes y mientras platicaban alguien empezó a decir chistes de contenido homofóbico. Varios de los presentes se rieron, pero una de sus compañeras se levantó, se despidió y dejó la reunión, pues le parecía que ese tipo de bromas no eran válidas ni mostraban respeto por el otro. No faltó quien opinara "qué delicada, qué poco aguante tiene", "ay, pues allá ella si es tan intolerante, ella se lo pierde", o "ah, es que su hermano es gay, pero pues sólo eran bromas, muy chistosas por cierto" . ¿Y a ti qué te pareció?, pregunté. "No sé, creo que fue triste que se fuera y ya no la vi, pero ya ves que es muy normal que la gente haga ese tipo de chistes". Reflexionando en ello, concluí que no debía ser ya visto como normal ningún tipo de broma cuyas palabras y sentidos son insultantes y van en contra del otro, ni siquiera porque ese "otro" que se descalifica no forma parte del grupo. Que esos amigos debían haber reconsiderado, y darse cuenta de que esa conducta debía cambiar, porque va contra quien es visto como diferente, sea por razones de opción sexual, como también podría ser por cualquier otro caso de diversidad en la religión, partido político, por  decisiones de con quién vivir, si los padres se separaron, por síntomas de alguna enfermedad congénita, desventaja física, síndromes, periodo de duelo, catástrofe económica, desgracia o cualquier otra diferencia propia de alguna circunstancia involuntaria o elección voluntaria que no es ningún delito ni debiera mover en los otros un ánimo de  marginación o desprecio ni ser usada para confabular contra otros. Por un lado, deberíamos detener esa actitud. Y, por otro, dejar de ensalzar o celebrar las ocurrencias o actos de abuso de quienes incluso presumen de ellos como si fueran una virtud. Y preguntaba cuáles serían las mejores formas de orientar nuestra propia recapacitación o la de quienes se aferran a tales incongruencias en un mundo tan tergiversado, donde todos podemos cometer errores, pequeños o grandes. Esta conclusión tomó por sorpresa a mi amiga, y la sorpresa me tomó a mí cuando dijo que yo estaba siendo muy negativa, que ella prefería que no fuéramos amigas porque yo acostumbraba a andar criticando a los demás, por una cosa o por otra. Creo que no sólo hablaba de ese incidente, y andar criticando es "defecto", admito, de personas y de periodistas, que una trata de ir armonizando con nuestra vida diaria y nuestros diferentes ámbitos de convivencia social. Vi claro que no simpatizo con las bromas o el discurso homofóbico, y no apoyo una opinión en su favor.
A veces es incluso difícil darse cuenta de cuáles bromas o expresiones son discriminatorias, homofónicas, sexistas, de mal gusto, pero en cuanto tengamos la duda, nos sintamos repitiéndolas o las detectemos, hay que ponerles un alto. Tal vez mi amiga se sintió acusada de complicidad en esas conductas, y en el mejor de los casos revaluó el asunto como a todos nos toca hacerlo y no es precisamente placentero darse cuenta del significado degradante que pueden tener las palabras y el daño que pueden producir en el ser humano, desde los pequeños actos hasta otros, de los que probablemente nos toque ser testigos, receptores o  quien los comete. En cuanto a las bromas, el mundo podrá parecer muy aburrido para algunos sin las bromas discriminatorias o sexistas. Incluso se pusieron de moda espectáculos basados en bromas tales. El llamado "humor" blanco incluso era descalificado. Pero siempre habrá lugar para buenas bromas, sólo que la broma tiene también estándares de calidad efectiva, líneas de frontera, y la que apuesta a la morbosidad no parece la mejor opción tampoco para una vida de libertad social. Hasta para ser bromistas hay que tener  un probo talento, tanto en reuniones privadas como públicas. El humor y la risa son virtudes indispensables, parte de la creación individual y colectiva. Las creaciones del humor son pieza clave del pensamiento lúdico. Y la risa será la expresión del gozo, basado en compartir hechos, recuerdos, tesoros culturales, sensibilidad e inteligencia, la metáfora cotidiana, el buen vivir con el buen decir, sincero, abrazador; genuino y crítico incluso, bien fundamentado y bien dirigido. En la conversación cotidiana, asimismo, entre menos indirectas haya, menos temerosa será la respuesta. No son las palabras las proscritas por un significado, sino por su uso para denostar u ofender, para amenazar o reprender. El derecho a la risa es parte de un sentido común y un momento de entretenimiento libre, inteligente. Como la conversación en general.
Nuestra reacción a ofensas o tratamientos indebidos de las personas en la vida cotidiana puede ser lenta, tardía, trátese de nosotros mismos o de otras personas, por mediar preocupaciones personales, laborales, de redes sociales, de estabilidad familiar, amistosa y muchas tantas otras razones que a veces son la causa de que se postergue nuestra reacción, y nos vemos obligados a dejar de lado hasta hechos. De reaccionar, hasta se nos acusará de andar juzgando a las personas, que atrapadas evitan analizar un acto inconveniente, y por no querer "estropear" súbitamente nuestra relación con alguien o alguna entidad, vamos retardando la decisión de enfrentar la anomalía, de señalar el fallo, o reconocerlo, hasta que en algunos casos parece que la única opción es romper con una relación por diferencias ya irresolubles. O porque de plano no se puede hablar del asunto.
Al darnos cuenta de los fallos, debemos buscar atender, resolver, reparar, aprender de los errores al menos y negarnos a que se repitan. Cuando vamos dejando y dejando pasar actos irregulares, por temer a ciertos efectos desagradables, llega un momento en que incluso esos actos parecen justificarse para el que los comete, y tal vez llegue el momento en que para el que los conoce o sufre de ellos evite enfrentar los hechos pero podrían llegar efectos aún más desagradables. Algo parecido a un olvido aparente puede ocurrir, pues puede parecer imposible corregir un asunto, incómodo, pero pues eso puede ser menos pesado que vivir cargando con la culpa y que se convierta en una bola que rueda y rueda hasta que es gigantesca. A veces podemos, sin embargo, reaccionar pronto a diferentes casos, sencillos o complejos.
Ser madre o padre, pareja, amigo, colega, trabajador, ciudadano, representa para mí la prueba cotidiana de aprender diariamente, de practicar, mostrar e inculcar si es posible con los demás, sobre todo los hijos o sobrinos, esa capacidad y del respeto de los derechos de las personas, animales, principalmente, de los recursos naturales que son nuestra mayor riqueza y hasta pueden incluirse los bienes, culturales y patrimoniales producto del esfuerzo responsable, de una vida productiva que construye para bien, para el bienestar familiar o común. Si hemos ido dejando de lado asuntos tales, retomarlos, recomenzar, recapitular, y caminar con ello.
Una vez esperaba el autobús y llegaron una niña y su mamá, así  lo parecía; se pararon a unos metros de mí. La madre regañaba a la hija y, de repente, la tomó de los brazos y la empezó a sacudir violentamente por los hombros. Algunas personas sólo callaron. Alguien caminó al otro lado de donde se encontraban. Me acerqué y le pedí a la madre, seriamente, que se detuviera. La señora me miró, desafiante, preguntando "¿perdón?". Igualmente firme, y seguramente con un semblante bastante molesto, le repetí, sí, deténgase, debe dejar de hacer eso. Además, ¿qué no ve que es una pequeña? ¿Es su hija? "Sí", me dijo, y se calmó de repente. La niña nos veía desconcertada, hablábamos en inglés, tal vez no entendió todo, pero regularmente los niños leen más rápido el lenguaje gestual, y le dije en sueco a la niña "no te preocupes, tu mamá arreglará esto pronto contigo, todo estará bien". La mamá sólo dijo ok y empezó a hablar con la niña en otro tono. Unas personas, que parecían los abuelos, llegaron y las saludaron, entonces ya la niña sonreía y la madre estaba más calmada y tomó su mano mientras que el autobús llegaba y todos subíamos a él. Mi reacción fue rápida, y creo que cualquier madre o padre exasperados, estresados por la vida actual, han de pasar por momentos en los que la paciencia no les ayuda más, y más paciencia tendrán que buscar. Hay casos de muchas mayores consecuencias, donde no sólo es cómo alguien sacude los hombros a otro más vulnerable, hay palabras altisonantes, hostigamiento, o un alto grado de violencia. Los choques, la falta de entendimiento, pueden ir marcando una distancia entre los hijos y los padres, entre los niños y los profesores, entre los jóvenes y los compañeros de clase, entre los compañeros de trabajo, o producirán un efecto mariposa en otro momento, de continuar, y en otros ámbitos de la vida colectiva, pública, política. A veces una decide apartarse de la "influencia negativa" de otros o de algún grupo, por una libre elección de amistades, de redes sociales, y en algunos casos no hay vuelta de hoja, las cosas fueron demasiado lejos. Pero en ocasiones, especialmente cuando se trata de lazos familiares o vínculos afectivos indelebles y vale la pena, se busca reparar los errores, subsanar las deficiencias, reponer la falta, fortalecer la confianza. En fin, que dentro de todo esto algo necesario es compartir la complicidad, salvados todos esos obstáculos y compartir un acuerdo de unidad en el respeto al otro que respeta. Bueno sería entrenarse con frases de ayuda, como en el gimnasio con las pesas, para que no nos falte la voz ni la oportunidad y ser capaces de decir a los demás: "¿Podrías reconsiderar ese punto?"; "Creo que aquí hay que hacer un paréntesis y revisar esto", "¿Qué te parece si...?" o "No, eso definitivamente no es viable, así no podemos hacerlo, pero sí podemos hacerlo de otro modo"; "Deberíamos tomar cartas en el asunto"; "Lo siento, en eso no puedo cooperar (va contra mis principios)"; "Piénsalo bien, no podrás obtener una buena respuesta con esa medida, sería sólo una provocación"; "No concuerdo"; "Mi opinión al respecto es diferente"; "No, esas expresiones son degradantes, no las comparto ni las apoyo", "Ese criterio no concuerda con nuestros propósitos ni misión, debemos corregirlo", "Vamos a cambiar esa idea, la verdad no ayuda a nada". Y si alguien quiere obligarte a algo, decir de nuevo: "Déjame pernsarlo"; "No puedo, no me es posible, pero lo que sí podríamos hacer es...", "Eso está fuera de mi alcance"; "Consultemos con la parte afectada primero": "No, no parece correcto, pero podríamos buscar otra forma para resolver el problema".
Y cuando alguien o algo discriminatorio aparece en el ambiente familiar, profesional, laboral, público, la forma puede ser diferente, puede ser de manera sutil o enérgicamente, y si no podemos reaccionar en el momento pero sentimos que algo parece raro, hay que darnos una pausa, atender la alerta, pedir espera a nuestra respuesta, pedir orientación, preguntar más acerca de lo que pasa. Y si la parte que ofende o insulta recapacita, apoyar la rectificación en ambas partes será otra prueba más. Tal vez la forma va a ser lo de menos cuando algo muy importante en el fondo se nos advierte (aunque también la forma causa diferentes reacciones, por eso andamos devanándonos los sesos para no "herir" susceptibilidades de las personas o no ser heridos tampoco). Pero díganme, ¿es que se puede estar hablando "bonito" a alguien que usa frases discriminatorias todo el tiempo? Tal vez no "bonito", no adornado, pero sí claramente. Se tiende la mano a la persona y a los actos responsables, automáticamente, tampoco somos una máquina para programar, también vivir implica hacerlo libremente, por eso dominar esas prácticas es parte del ejercicio diario como tomar un poco de sol, caminar unos quince minutos, beber, comer y dormir. Pero hay que atrevernos a enfrentar la alevosía y el ataque, saber reconocerla, saber prevenirla. Y si se responde con frases discriminatorias a las que lo son, pues eso sólo agravaría el problema. He ahí, no es fácil encontrar la mejor forma, pero hay varios buenos caminos para andar, ineludibles.
http://www.noticiasmvs.com/#!/noticias/palabras-homofobas-no-estan-protegidas-por-libertad-de-expresion-scjn-860.html

Suecia, 7 de marzo, 2013.

jueves, 21 de febrero de 2013

Oda trabajosa

Elvira García Sainz
Las crisis no son sólo económicas, también suelen atraer crisis de conceptos compartidos. Una palabra aparentemente clara es, por ejemplo, "trabajo". Cuántas distintas visiones lo hacen tan difuso. Revisemos uno que otro aspecto.
Curiosidades del trabajador independiente; y del que no. Cuando tiene trabajo remunerado ingresa oficialmente a la lista de las personas ocupadas. Pero cuando no, tampoco le es muy dado estar en cesantía. De esto no se salvan ni los abuelos. Antes era común que siguieran cuidando de los nietos. Ahora si no se da eso, tienen que cuidar de su solitaria manutención.
Cuando se puso de moda pagar a destiempo, se volvió una costumbre tan popular que ya no es exclusiva del trabajador independiente. Porque si bien a todo trabajo correspondería un ingreso económico o de bienes diversos, no solamente la satisfacción de haberlo hecho, parece que no ha habido ley que diga cuándo o a veces cuánto tampoco. ¡Qué dice la Ley del Trabajo? Veamos si hay alguna actualizada. Hay muchas en el mundo para ese concepto inasible de un "ser humano". Muchas personas, grupos, empresas, instituciones se las pasan ahora prorrateando presupuestos para alentar ese dominio del futuro sobre el presente inmediato. Pueden pasar meses y años para que un trabajador reciba el pago por sus servicios literalmente prestados, y remunerados, si tiene éxito, con depreciación.
Recuerdo cuando en un pasado gobierno se decía que en el área cultural se estaría ahorrando mucho dinero. Se entendía ahorrar como dejar de gastar; pero también se hizo mecánica la forma de dejar de pagar a la gente.
También se ha puesto mucho de moda decir "hay que hacer méritos". Entonces el pago se vuelve como un eco lejano, pero casi todo mundo ahora depende de tener trabajo, así que prefiere guardar la esperanza de que algún día la justicia pagadera llegue.
No sólo de trabajar se puede vivir, pero el mundo sólo vive del trabajo. El trabajo que fue una decisión propia o colectiva, una necesidad natural, ahora parece una cosa, una elección constante, una labor sujeta muchas de las veces a un dinero que pasa de unas manos a las otras casi imperceptiblemente (a veces es como una imagen virtual que pasa del empleador al expendedor, sin que medie más que alguna firma o instrucción). Que puede acabar con la salud y no por gracia.
¿Qué leyes regulan el trabajo sin ingresos, el trabajo que esperará incluso años para tener alguna correspondencia medible? Y luego la necesidad de cada vez más millones de acceder o permanecer en trabajos donde lo más trabajoso puede ser, paradójicamente, no el trabajo en sí que debe de hacerse sino el ambiente laboral. Por cierto, desconociendo que así como un empleador puede despedirlos, los trabajadores pueden rescindir el contrato por todo derecho a indemnización cuando no se cumplan las condiciones acordadas.
Algunos logran tener la opción de tener el trabajo que les da sustento por un lado y que les permite a la vez poder tener otro trabajo que les dé gusto, para el que se usarán sobradas energías. Una disposición del ánimo, una inversión de tiempo y esfuerzo que, sin embargo, tal vez de cualquier modo rinda fruto.
El trabajo se parece a muchos fenómenos de la naturaleza, pero adaptado ahora a las visiones de la actualidad. Porque tiene límites de tiempo, de lugar, de personas, de mentes, de cuerpos, de alcances, límites que parece preciso rebasar todo el tiempo. Si no, es como estar rezagado en una carrera de muchos kilómetros. El trabajo tiene regularmente prisa. Ahora tiene otro tipo de leyes también. Pero incluso antes había leyes que sin embargo no tenía. O cómo se explica que por gusto o por necesidad se trabajen más de ocho horas diarias. Si alguien o muchos decidieron que esa era una cantidad plausible, pues eso es sólo una microscópica mancha del universo.
Imaginemos cuántas horas de trabajo y remuneración implica una sartén de 20 pesos para las manos de una familia china. ¿Cómo estará yendo eso de las utilidades? Ahora casi cada semana aparece una nota de la bolsa asiática reportando ganancias. Tiene así casi la década, ¿o no? Mientras otras bajan bajan y bajan. Pero de esto qué bienestar tendrán esas familias chinas. ¿Tendrán acceso a una casa digna cerca de su centro de trabajo? Una casita de tres cuartos, agua, luz y un patio para descansar en grupo...
Y seguimos comprando bandejitas de diez pesos, muy útiles, porque también la necesidad, se entiende, ya no se usan además los jumates, son imprácticos y ya quién sabe si hasta la planta se extinguió. Una difícilmente encuentra el estropajo o las esponjas naturales, y no porque fueran consumiéndose, a veces fue destruido su lugar de crecimiento para poner una fábrica, un piso plano, porque ya no hubo quien regara la parcela o quién se acordara que existían. Pero bueno, regresando a lo del trabajo, cuánto trabajo costará saber en un momento dado cuál será el valor real que tenga....
21 de febrero, 2013.

domingo, 10 de febrero de 2013

Julia Pastrana: una histórica lección de dignidad


Los restos de la artista regresan a México para hacer visible la esencia humana
y recordar que debemos poner fin a una sociedad morbosa o prejuiciosa
Elvira García Sainz
Los restos mortuorios de Julia Pastrana fueron entregados por la Universidad de Oslo a la embajadora de México en Dinamarca, Martha Bárcena, y la investigadora Laura Anderson, para que crucen el Atlántico y sean sepultados en Sinaloa esta semana.
Julia, artista del siglo XIX, era bailarina y cantaba en varios idiomas. Con su armoniosa voz recorrió el mundo. Su sensibilidad, fineza y cultivado espíritu se mencionan en las crónicas de la época. El talento de esa joven mujer era equiparado con el de la diva irlandesa de las castañuelas y cupletista Lola Montes. Sin embargo, Julia sería en cambio exhibida como un fenómeno público “anormal”.
Se relata que Julia nació en 1834 en Ocoroni, pueblo de la Sierra Madre Occidental, en el estado de Sinaloa, y que después de formar parte de una familia originaria de América y quedar huérfana trabajó hasta 1854 en la casa de un exgobernador, Pedro Sánchez, en Mazatlán.
Además de hiperplasia gingival, Julia padecía de hipertricosis, por la cual un grueso y lacio vello cubría gran cantidad de su cuerpo. Medía 1.37 cm. Su apariencia llamó la atención de personas sin escrúpulos como Theodore Lent, que la explotaría  comercialmente en circos, ferias y su propia casa.
Con la imagen de Julia se usarían, durante su vida, en su agonía y aun después de su muerte, apodos como “La mujer mono”, “la mujer indescriptible”, “la mujer oso” o “el híbrido maravilloso” (insinuando que era “producto de la unión de hombre humano y mujer orangután”). Motes empleados durante dos siglos para alentar un interés mórbido y atraer espectadores a sus presentaciones públicas, primero en Estados Unidos –se presentó en Broadway en 1854– y Canadá y desde 1857 en Europa, donde se le conoció con el montaje “La mujer más fea del mundo”.
A Julia, descrita como una persona tranquila, inteligente y amable, le gustaba leer durante su reclusión. Lent la ocultaba para incrementar la morbosidad de la gente por verla y se casó con ella en 1857 para retenerla en su negocio. Miradas que buscaban al “monstruo” que les ofrecían en espectáculo, observaban al contrario cómo afloraba el talento de Julia, que lo mismo cantaba en inglés que en español o francés, además de bailar con reconocida gracia y estilo.
En 1860, en Moscú, tras severos daños en un complicado trabajo de parto, Julia estuvo agonizante. El ambicioso Lent abrió funciones para que la gente presenciara cómo su esposa moría, y después de que esto ocurrió, siguió exponiendo el cuerpo de Julia junto con el del hijo recién nacido de ambos, quien también murió. El profesor Sukolov de la Universidad de Moscú embalsamó los cadáveres usando aserrín y dándoles una apariencia natural notable. Lent reclamó los cuerpos y en 1862 siguió mostrándolos en Londres.
Cuando la audiencia empezó a reducirse, los rentó a un museo inglés de curiosidades que en 1864 realizó una exhibición itinerante en Suecia. En ese tiempo Lent conoció a una mujer muy parecida a Julia, se casó con ella y la exhibía como Zenora Pastrana, simulando que eran hermanas. A la muerte de Lent en 1884, la segunda esposa siguió lucrando con los restos de Julia y su hijo hasta que fueron adquiridos por J.B Gassner para ser exhibidos en Alemania hasta 1895 en que los presentó en una convención de circos en Viena.
En 1921, el noruego Haakon Lund compró los cuerpos embalsamados y los expuso en su Museo de Entretenimiento como objetos “de horror” hasta 1950. Después fueron almacenados en una casa fuera de Oslo por Lund en 1953. Se cuenta que Hans, hijo de Lund, los había exhibido como momias artificiales en los sesenta y que al enterarse del interés de Judge Hofheinz de coleccionarlos y que eran de personas reales, decidió hacer negocio con ellos y exponerlos en 1970 en una gira por Suecia y Noruega, mientras la prensa daba a conocer la historia de Julia y con ello despertaba el interés en sus restos y los de su hijo.
En 1971 fueron llevados a Estados Unidos, donde por las protestas públicas su exhibición fue frenada. A su regreso a Noruega, los derechos de exhibición le fueron negados a Lund, quien rentó los cuerpos a un espectáculo itinerante que quiso presentarlos en Suecia, donde también fue prohibida su exhibición, por lo que Lund se vio obligado a retirarlos a un almacén en 1973. Se dice que fue en Groruddalen, en agosto de 1976 que en un asalto al almacén le fue arrancado un brazo al cuerpo de Julia y el del niño fue arrojado al traspatio donde fue consumido por roedores. El cuerpo de julia fue robado en 1979. Ese año la policía recibió una llamada y localizó los restos en una zanja, visiblemente dañados. Éstos fueron depositados en el Instituto de Medicina Forense de Oslo, donde un periodista los localizó en 1990.
La importancia como un caso de estudio médico, científico y antropológico había crecido junto con tan largo camino de los restos. En 1996 los restos se convirtieron en parte de la Colección Schreiner del Instituto de Ciencias Médicas Básicas de la Universidad de Oslo.
El caso es referido en varias publicaciones, junto a nombres como los de Carl von Linné y Darwin, entre otros científicos y médicos en Europa, donde se conocía más de Julia que en su natal México. Un investigador hizo moldes de la mandíbula para mostrar que -contra lo que afirmara Darwin- no tenía encía doble, puesto que se estudiaba la combinación de enfermedades que tuvo.
La periodista e investigadora Martha Patricia Montero, en un detallado reportaje publicado en la versión digital de Sin Embargo (febrero 6), narra cómo la también artista mexicana Laura Anderson Barbata, quien nació en la Ciudad de México y vivió en Mazatlán, supo del caso de Julia en Estados Unidos, a donde fue invitada como diseñadora de vestuario en 2003 de la obra “La verdadera historia de la trágica vida y la triunfante muerte de Julia Pastrana, La mujer más fea del mundo”.
Anderson, conmovida por la historia, fue informándose más de lo que había ocurrido y viajó a Noruega, invitada a desarrollar un proyecto artístico por la Oficina de Arte Contemporáneo. Ahí empezó a abrir el diálogo por la repatriación de los restos de Julia y presentó en 2006 una carta con la petición al Comité de Ética.
En el camino conoció del trabajo del abogado, historiador y escritor de Sinaloa Ricardo Mimiaga, quien había leído e investigado el caso. Supo de él por el libro de un escritor español primero y consultó documentos como las memorias de Irineo Paz, abuelo del poeta y Nobel Octavio, donde se hablaba de Julia. También Silvia Gámez, reportera de Reforma, se interesó y publicó el caso.
Después de varios viajes, trámites y proponer que los restos de Julia regresaran a ser sepultados en la tierra donde nació, sin seguir siendo objeto de exhibición ni de más estudios, Anderson fue escuchada por el gobierno sinaloense que finalmente apoyó la iniciativa y promovió la petición de repatriación. En junio de 2012, el Comité Nacional para la Evaluación de la Investigación en Restos Humanos de Noruega la recomienda. El científico español Nicholas Márquez-Grant había respaldado la justificación que Anderson presentó para conseguir la repatriación de los restos.
El proceso ha sido lento, y la misma embajadora Bárcena explicó que no se había solicitado antes la repatriación de restos humanos tan antiguos. El caso se ha tratado con sumo cuidado además, pues en la vorágine de acontecimientos diversos en el mundo y la esencia ética y humana alrededor de la vida, la muerte y manejo post-mórtem de los restos de Julia, muchas son las inferencias que involucran la conducta y responsabilidad social también.
Este acontecimiento muestra, entre otras iniciativas en el mundo por motivos similares, una batalla por la dignificación humana que Anderson inició hace diez años y avanzó con la conjunción de otros factores y actores que comprendieron la necesidad de participar. Asunto no menor que empezó por acordar que los restos de Julia no debían ser usados más como objeto de exhibición y ahora que fuera reconocida su dignidad humana y reciban sepultura. A diferencia de otros restos mortales que han sido desenterrados y estudiados por interés arqueológico o antropológico entre otros, los de Julia no recibieron sepultura. Tampoco firmó, a saber, ningún consentimiento de uso. Y su enfermedad puede ser estudiada en personas que reciben tratamiento actualmente.
La discriminación por la enfermedad, apariencia o diferencia no es un caso único, explica muchas vidas condenadas al maltrato, la depresión, marginación, desempleo... Distante de todo y de todos, algunos testimonios señalan que Julia era consciente del interés malsano que despertaban las manifestaciones de la hipertricosis, así como de la equivocada canalización de la curiosidad de la gente y la indiferencia y avaricia de sus explotadores.
En un pasaje sobre su visión acerca del amor, se deja ver que tenía una idea más abstracta basada en sus lecturas y en las impresiones a las que podía tener acceso gracias a sus cualidades personales, y que tomaba lo que podría ofrecérsele. Parece una posición independiente pero de resignación ante la crueldad de una “sociedad” finisecular viciada.
Su repatriación abre ahora la puerta a un proceso mayor de reivindicación y dignificación social. No sólo de su persona. La dignificación de la sociedad, de la colectividad, es posible. De una mayoría, no una minoría, que no se deje dominar por el morbo, los prejuicios o el temor. Que los enfrenta, los afronta, los supera.
El regreso y digna sepultura, después de una vida de opresión, de un largo periplo buscando un sino sin muchas alternativas, es un llamado a dignificar la sociedad largamente amenazada también por abusos de todo tipo y de imágenes televisivas y publicitarias que apuestan a eventos mórbidos. En esto destaca la función social que les corresponde a los medios y a los funcionarios, de buscar el equilibrio en los valores éticos y estéticos de una sociedad incluyente y no renunciar a ella por inseguridad, comodidad, ambición de dinero o poder, o hasta por torpeza e inconsciencia.
Estas tendencias y trampas falsas en las que es fácil caer incluso han influido en crear, en lo público o lo privado, una idea de belleza basada más o exclusivamente en la apariencia que en la belleza humana interior y acallar causas justas que resulten incómodas para una imagen artificial de un corporativo “sofisticado”. Se ejerce además una presión sobre la percepción de qué es lo bello y qué “no lo es”, en algunos casos a costa de la necesidad de recreación de la gente en un ambiente donde junto con el trabajo, el crecimiento y la riqueza materiales parecen ser las metas principales y el crecimiento espiritual o desarrollo cultural, secundarios.
Apostar a la desinformación o la ignorancia, la morbosidad y los prejuicios, suena común, ¿cierto?; y que empresarios sin escrúpulos que en su aceleración no se tomen los momentos de reflexión y cambio y tomen por descabelladas las iniciativas que buscan lo contrario, suena también común. Muchos han participado en los emporios televisivos, contagiados por la idea de que los estereotipos mercantiles son los que funcionan y que deben de dar por hecho que la enajenación pública es la base de un éxito que, sin embargo, se acerca cada vez menos a la esencia humana. Por fortuna hay aún excepciones. Y han intentos, que por no seguir cultivándose quedan en una estampa maniquea que si no logra “rating” se descarta, tal vez no por su valor, sino porque aún le falta profundidad o un contenido y propósitos sinceros, y sobre todo, apoyo y aprobación. He ahí la responsabilidad de gobiernos y concesionarias.
El gobierno de Sinaloa ha apoyado esta misión, inédita, sobre la visión de la vida y tratamiento de los restos de Julia Pastrana. Es un claro ejemplo de que una tierra de gente noble, respetuosa, sensible y educada puede ser representada por iguales, personas honestas, informadas, que no teman señalar o reconocer errores ni corregirlos y privilegien los derechos y valores culturales y humanos, inseparables de sus acciones. Es uno de los grandes significados que acentúa la llegada de Julia: la llamada a una reconstrucción humana y social responsable. Esto podría reflejar también un mensaje que ahora podría darse al mundo, de una imagen viva de la belleza humana interior, no sólo exterior, a través del tiempo.
La ceremonia funeraria
Después de misa católica que se oficiará en el Templo de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago del municipio de Sinaloa de Leyva, programada para el próximo martes 12, los restos de Julia serán sepultados en el lote número 9 del nuevo panteón local, a 206 kilómetros de Culiacán, la capital de Sinaloa, informó María Luisa Miranda Monreal, directora del Instituto Sinaloense de Cultura.
Estocolmo, Suecia, 10 de febrero de 2013.

jueves, 31 de enero de 2013

"Pensar con el corazón; sentir con el cerebro"

El Barzón, música de Sinaloa al mundo en la arena internacional. En el espacio radiofónico, ayer la jornada de reflexión gravitó sobre varios sucesos en América Latina y el mundo.  Con los compañeros de la mesa, pude compartir y contrastar diversas perspectivas sobre asuntos como el del cambio climático, asociado en nuestro acontecer diario al medio ambiente y la necesidad de cuidar de él porque eso nos beneficia, simplemente. La importancia de no ceder a, ni promover los excesos o la ambición de dinero o de otros cuestiones materiales que no tengan que ver directamente con vivir mejor o pasen por encima de la calidad de vida de los otros. También los comentarios de ayer, así como los de toda la semana en las redes sociales mostraron un poco de lo que la mayoría pensamos sobre sucesos y casos recientes, en materia de actuación poiciaca como política y de la esfera pública. Todo hace pensar en la relevancia de que conozcamos nuestros derechos, de que estemos más al tanto de ellos, además de que obtengamos una retroalimentaciión de todas las instancias que nos rodean; estas mismas deben estar mejor informadas de nuestros derechos. Tal retroalimentación y respuesta positiva podría ser una guía del acontecer social, del día con día. Qué importante es no ceder a las tentaciones de la corrupción ni dejar que esta nos invada. Entre ese sentimiento forme más parte de nosotros mismos, menos será un peso ni una obligación sino un deseo cumplido. Creo que es un clamor generalizado que los sentimientos y la conciencia cotidiana responsable que tenemos se vea reflejada más equilibradamente en la vida social y el ámbito público y político, de manera transparente. Sin que ganen los miedos ni los prejuicios, que no haya retrocesos por indiferencia y que cada acción rechace participar de ellos o aumentarlos. A veces eso sólo requiere algo muy simple. Pensarla dos veces cuando decidimos algo que podría afectar mucho más que arreglar, ser capaces de decir cortésmente no y no rehuir alguna explicación requerida, o pedir más información cuando hace falta y preguntar a los otros, con la paciencia constructiva, si realmente se agotaron las razones para determinar algo que tendrá algún efecto desastroso según varios pronósticos. Eso de "por que lo quiero yo" pasó a las filas de un caduco sinsentido. A menos que ese "lo quiero yo" reafirme un debido a. Y si te sientes un poco perdido por algún suceso o problema o por el "qué dirán", para eso hay apoyo, asesoramiento, orientación. Consultar diferentes visiones si lo necesitamos. Todo esto haría que también la confianza se vea robustecida entre todos. Cada quien tenemos un trajín que acometer, a veces un poco libre de sujeciones y en otro hay momentos difíciles que nos piden dar un poco más para no sucumbir a la parálisis del ánimo o la inercia del abuso potencial. Eso de que sabemos que algo no va bien es de dominio común, lo peor es que estemos conscientes de que algo no va para nada bien y que no se hace nada para cambiarlo, por razones que a veces ni tienen que ver con el asunto. Sabido es que generalmente nos toca poner más empeño en los deberes, y en algunos casos es posible fluir, como se dice, fluir en nuestra buena visión de las cosas y colaborar con otros escuchándolos, o compartiendo. Puede haber malentendidos que aclarar (algunos ni habían sido detectados) o delimitaciones que hacer. En unos casos la solución está en atreverse a echar a andar un proyecto, a sacar energía para resolver las dificultades que se vayan presentando... En fin, que ayer nos tocó compartir en la radio también la canción que interpreta Elisa Pérez Meza, quien recuerda cómo su padre adaptó el texto escrito por Miguel Muñiz "en papel de tortilla" para hacerlo una copla popular que después la voz de Amparo Ochoa haría recorrer el mundo hasta ser una especie de bandera para movimientos sociales en distintas partes. Esa mismísima canción que nos recuerda las fiestas de los pueblos, la radio que va de la sierra al llano y al mar y lo traspasa, que rebasa el viento. Canción de las canciones que provienen de tantas historias milenarias que pasaron de voz a voz por la tradición oral y luego se asociaron con los ritmos propios y adoptados. A mí en lo personal, "El Barzón" me recuerda a mi familia materna, los días de intenso encuentro cultural, de la abierta sonrisa, el compás de un cuerpo y el alma movidos por una música que forma parte de la comunidad. Yo me acuerdo de muchas otras canciones, junto con muchas imágenes más. Como la del pescado que la tía Agustina ponía en ese inmenso caldero por allá en Cospita mientras la brisa y el viento hacían bailar la brasa con intensidad. Los dones de la naturaleza se repartían con el respeto de la convivencia y se compartía plenamente también una felicidad de ser y de estar. Esos sentimientos hay que llevar junto con muchos otros que forman parte de las pruebas que las vida nos va dando. Vivirla, que es lo primero es nuestra principal misión. Vivirla lo mejor posible. Saludos y gracias por escuchar. Nos escuchamos. 31 de enero, a 25 años de los primeros pasos periodísticos. EAGS. 31 de enero de 2013.

EN LOS CAMINOS DE LA NOTICIA      
Miércoles 30 de enero 2013
Como todos los miércoles, transmitimos en radio Antawara Internacional  88.0 y 101.1 Mhz FM en Estocolmo y via internet en: www.narradio.se y en www.antawara.com   desde las 19.30 hasta las 22.30, hora de Sueciaa (15.30 a 18.30 hora de Chile, 12:30 a 15:30 del centro de México), nuestro teléfono de la emisora +46-08-6040088.