jueves, 31 de enero de 2013

"Pensar con el corazón; sentir con el cerebro"

El Barzón, música de Sinaloa al mundo en la arena internacional. En el espacio radiofónico, ayer la jornada de reflexión gravitó sobre varios sucesos en América Latina y el mundo.  Con los compañeros de la mesa, pude compartir y contrastar diversas perspectivas sobre asuntos como el del cambio climático, asociado en nuestro acontecer diario al medio ambiente y la necesidad de cuidar de él porque eso nos beneficia, simplemente. La importancia de no ceder a, ni promover los excesos o la ambición de dinero o de otros cuestiones materiales que no tengan que ver directamente con vivir mejor o pasen por encima de la calidad de vida de los otros. También los comentarios de ayer, así como los de toda la semana en las redes sociales mostraron un poco de lo que la mayoría pensamos sobre sucesos y casos recientes, en materia de actuación poiciaca como política y de la esfera pública. Todo hace pensar en la relevancia de que conozcamos nuestros derechos, de que estemos más al tanto de ellos, además de que obtengamos una retroalimentaciión de todas las instancias que nos rodean; estas mismas deben estar mejor informadas de nuestros derechos. Tal retroalimentación y respuesta positiva podría ser una guía del acontecer social, del día con día. Qué importante es no ceder a las tentaciones de la corrupción ni dejar que esta nos invada. Entre ese sentimiento forme más parte de nosotros mismos, menos será un peso ni una obligación sino un deseo cumplido. Creo que es un clamor generalizado que los sentimientos y la conciencia cotidiana responsable que tenemos se vea reflejada más equilibradamente en la vida social y el ámbito público y político, de manera transparente. Sin que ganen los miedos ni los prejuicios, que no haya retrocesos por indiferencia y que cada acción rechace participar de ellos o aumentarlos. A veces eso sólo requiere algo muy simple. Pensarla dos veces cuando decidimos algo que podría afectar mucho más que arreglar, ser capaces de decir cortésmente no y no rehuir alguna explicación requerida, o pedir más información cuando hace falta y preguntar a los otros, con la paciencia constructiva, si realmente se agotaron las razones para determinar algo que tendrá algún efecto desastroso según varios pronósticos. Eso de "por que lo quiero yo" pasó a las filas de un caduco sinsentido. A menos que ese "lo quiero yo" reafirme un debido a. Y si te sientes un poco perdido por algún suceso o problema o por el "qué dirán", para eso hay apoyo, asesoramiento, orientación. Consultar diferentes visiones si lo necesitamos. Todo esto haría que también la confianza se vea robustecida entre todos. Cada quien tenemos un trajín que acometer, a veces un poco libre de sujeciones y en otro hay momentos difíciles que nos piden dar un poco más para no sucumbir a la parálisis del ánimo o la inercia del abuso potencial. Eso de que sabemos que algo no va bien es de dominio común, lo peor es que estemos conscientes de que algo no va para nada bien y que no se hace nada para cambiarlo, por razones que a veces ni tienen que ver con el asunto. Sabido es que generalmente nos toca poner más empeño en los deberes, y en algunos casos es posible fluir, como se dice, fluir en nuestra buena visión de las cosas y colaborar con otros escuchándolos, o compartiendo. Puede haber malentendidos que aclarar (algunos ni habían sido detectados) o delimitaciones que hacer. En unos casos la solución está en atreverse a echar a andar un proyecto, a sacar energía para resolver las dificultades que se vayan presentando... En fin, que ayer nos tocó compartir en la radio también la canción que interpreta Elisa Pérez Meza, quien recuerda cómo su padre adaptó el texto escrito por Miguel Muñiz "en papel de tortilla" para hacerlo una copla popular que después la voz de Amparo Ochoa haría recorrer el mundo hasta ser una especie de bandera para movimientos sociales en distintas partes. Esa mismísima canción que nos recuerda las fiestas de los pueblos, la radio que va de la sierra al llano y al mar y lo traspasa, que rebasa el viento. Canción de las canciones que provienen de tantas historias milenarias que pasaron de voz a voz por la tradición oral y luego se asociaron con los ritmos propios y adoptados. A mí en lo personal, "El Barzón" me recuerda a mi familia materna, los días de intenso encuentro cultural, de la abierta sonrisa, el compás de un cuerpo y el alma movidos por una música que forma parte de la comunidad. Yo me acuerdo de muchas otras canciones, junto con muchas imágenes más. Como la del pescado que la tía Agustina ponía en ese inmenso caldero por allá en Cospita mientras la brisa y el viento hacían bailar la brasa con intensidad. Los dones de la naturaleza se repartían con el respeto de la convivencia y se compartía plenamente también una felicidad de ser y de estar. Esos sentimientos hay que llevar junto con muchos otros que forman parte de las pruebas que las vida nos va dando. Vivirla, que es lo primero es nuestra principal misión. Vivirla lo mejor posible. Saludos y gracias por escuchar. Nos escuchamos. 31 de enero, a 25 años de los primeros pasos periodísticos. EAGS. 31 de enero de 2013.

EN LOS CAMINOS DE LA NOTICIA      
Miércoles 30 de enero 2013
Como todos los miércoles, transmitimos en radio Antawara Internacional  88.0 y 101.1 Mhz FM en Estocolmo y via internet en: www.narradio.se y en www.antawara.com   desde las 19.30 hasta las 22.30, hora de Sueciaa (15.30 a 18.30 hora de Chile, 12:30 a 15:30 del centro de México), nuestro teléfono de la emisora +46-08-6040088.

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